En líneas generales, la tecnología RFID (identificación por radiofrecuencia) se basa en el empleo de etiquetas o tags -microchips- que transmiten datos mediante señales de radio que son leídas por un escáner especial.
Los sistemas optimizados con etiquetas RFID, se consideran la próxima generación de aquellos con códigos de barras, y facilitan de gran manera el control y trazabilidad de los productos.
¿Qué es la trazabilidad de productos y cómo se mejora con tarjetas RFID?
Según definición dada por la Real Academia Española, el concepto hace referencia a la “posibilidad de identificar el origen y las diferentes etapas de un proceso de producción y distribución de bienes de consumo”.
Así las cosas, la trazabilidad de productos consiste en el monitoreo y seguimiento de todo el proceso de producción, procesado, almacenamiento y distribución de mercaderías. Desde la compra de materias primas hasta la venta en el almacén.
Dicha trazabilidad permite conocer, con precisión y en tiempo real, el histórico, ubicación y trayectoria de un producto o lote de productos. Algo muy importante que ayuda, entre otras cosas, a:
- Reducir drásticamente el número de errores durante la producción, almacenamiento y distribución de los productos, maximizando así la calidad. Por ejemplo, una buena trazabilidad permite sacar de inventario alimentos vencidos antes de llevarlos a la venta.
- Cumplir la normativa sobre procesos de diseño, fabricación y distribución de productos.
- Ubicar los artículos en todo momento, mejorando la precisión y verificación de los inventarios.
- Controlar mejor la cadena de distribución, identificando todos los movimientos, faltantes o sobrantes de productos.
- Impedir la falsificación de productos y etiquetas en cualquier tipo de industria.
¿Cómo funciona la tecnología RFID en trazabilidad?
Básicamente, la tecnología RFID usa etiquetas que tienen un EPC (Código Electrónico de Producto), la cual permite identificar, rastrear y hacer seguimiento a los productos. La etiqueta le asigna una identidad única y puede vincular una gran cantidad de información: fecha de fabricación, lote, vencimiento, ubicación en la cadena de suministro, etc.
Cuando las tarjetas RFID se encuentran cerca de un lector, transmiten esa información, que puede ser centralizada y gestionada en un ERP para optimizar los flujos de trabajo en las áreas de almacenamiento y logística.
El proceso requiere poca o ninguna intervención humana. No exige línea de visión o contacto físico y permiten la lectura de múltiples etiquetas a la vez. Esto mejora la rapidez y precisión de los registros en cada uno de los puntos donde se efectúan monitoreos.
Al final, las etiquetas RFID ayudan a reducir tiempos y costos, mientras mejoran la captura de datos y la posibilidad de compartirlos con las partes interesadas en la trazabilidad del producto: empresas, autoridades, compradores, clientes, etc.
Esta información también ayuda a los proveedores y vendedores a gestionar mejor su inventario, dándole a cada producto almacenado una identificación única que mejora la precisión del stock en un 95%.
Tecnología RFID en el futuro
La demanda de tecnología RFID continuará creciendo. IDTechEx señala que el mercado tendrá un valor de 13 mil millones de dólares en 2022. Es importante incorporarse a la tendencia para no perder competitividad, pero siempre de la mano de expertos como Bambú Mobile.
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